DÍA DE LAS MADRES, 2016.
- P.
- 9 may 2016
- 3 Min. de lectura
Estoy segura que en el cielo, todas las mamás están celebrando este día.
No les voy a mentir, el día de hoy aunque no fue el día de las madres más feliz del mundo, aunque tampoco fue el peor. Sí, fue difícil el no decirle a su presencia física “Feliz día mami, te amo”, el no abrazarla, el no darle detallitos pero sinceramente, me había imaginado este día muchísimo más triste y desalentador.
¿Cómo transcurrió el primer día de la madre sin mi mamá?
Nos levantamos a eso de las 8:00 am, felicité a mi abuela y desayunamos. Me comencé a arreglar ¿Por qué? Porque teníamos que ir a visitar a la reina y a seguir la tradición de ir a misa año tras año. A las 9:30am nos reunimos con mi tía y mis primas para ir ese lugar que me trae paz y que me calma, al lugar donde reposan los restos de las personas que amamos.
¡Este fue el único día en el que se ve el cementerio lleno! En el que las personas van y visitan a sus madres, a sus tías, a sus abuelas, a sus primas, a sus esposas; tristemente, muchas de esas tumbas están abandonadas, la mayoría de los días del año no pareciera que tuvieran dolientes o que tuvieran familias. Hoy la iglesia estuvo completamente llena, algunas personas escucharon la misa de pie, otros sentados en el césped, otras y entre esas me incluyo, alcanzamos a escuchar toda la misa de una manera muy cómoda. Conseguir asiento fue todo un acontecimiento.
Se me olvidaba, no significaba que aunque ella ya no estuviera conmigo físicamente iba a dejar de tener atenciones o pequeños detalles. Este año no iba a ser la excepción. Le compré un adorno precioso, una pequeña libélula de esas que ella tanto amaba; sé que le encantó, estoy segurísima.
Obviamente, no fue tan fácil para mí ni para mi familia ver por las redes sociales fotos de todo el mundo con sus mamás pero estoy tranquila al saber que durante los dieciocho años que tuve a la mía junto a mí, hice lo mejor que pude, trate de hacerla la más orgullosa posible, le di mimos todo el tiempo y siempre, aunque ella ya se cansara de tantas repeticiones, le decía que la amaba, bueno, le sigo diciendo todas las mañanas y en todo momento que ella ES de lo más grande y más bello que tengo en la vida.
No puedo esperar y no alcanzo a imaginar el momento en que yo me convierta en mamá, en que le enseñe a mis hijos todas las cosas bellas que mi mamá junto con mi papá me han aportado en la vida, todos los valores, todos los consejos, todas las cosas que traen consigo tener una familia. Decirle a ellos la excelentísima abuela que tienen en el cielo, que los cuida, que los protege y que sin dudarlo dos veces, son sus tesoros más grandes. Esa historia comenzará en algún momento de mi vida y seré la más feliz de tenerla a ella conmigo siempre, brindándome paz, tranquilidad y sabiduría.
Como les dije al principio, pensé que este día sería mucho más doloroso pero mi mamá nos brinda una tranquilidad que nos llena y que nos sostiene. Y nos alegra saber que después de nueve años volvió a pasar un día de las madres con la que fue su segunda mamá, su abuela; mi bisabuela, mi abuela. Dos de las mujeres que más he amado y al pasar los días y los años amo más, están desde arriba, con vista panorámica, ayudándonos a ser mejores cada día.
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